jueves, 25 de octubre de 2007

Mesa Redonda

Hacia una Agenda Nacional para el análisis, la investigación y las políticas públicas de migraciones internacionales

1. Contexto Internacional desfavorable para el Sur. La llamada globalización neoliberal entraña, como muchos de Uds. saben, un proceso de reestructuración del capital a escala global que, entre otras cosas, se caracteriza por:

  • La expansión del comercio mundial
  • El incremento de los flujos financieros
  • La internacionalización de la producción (segmentación y relocalización de procesos productivos —maquilas, plantas de ensamble localizadas en el Sur)
  • La transnacionalización, diferenciación y precarización de los mercados laborales (formas extremas de precarización laboral, subcontratación o el trabajo por día)

Para impulsar está nueva fase de internacionalización del capital desde el Norte (agencias internacionales FMI y BM, comandadas por EU) se han implantado en nuestros países los llamados programas de Ajuste Estructural (triada: apertura, privatización y desregulación).

Estas medidas han tenido un doble impacto sobre las economías y sociedades de nuestros países: a) la desarticulación-reinserción de nuestros apartaos productivos al mercado internacional, y b) la liberalización de fuerza de trabajo conformando gigantescos ejércitos de reserva a disposición de las economías más desarrolladas.

En este contexto se inscribe la nueva dinámica de la migración internacional (su crecimiento explosivo: de 100 a 190 millones en 25 años (principalmente S-N) y las remesas de 96 mil millones de dólares a 199 mil millones en los últimos 5 años). Y concomitantemente al nuevo dinamismo migratorio, el impulso de una nueva creencia (mantra): que las remesas constituyen un río de oro (BID), una formidable palanca para el desarrollo de los países emisores de migrantes.

Esto, a su vez, se asocia al crecimiento de las asimetrías N-S y al lacerante incremento de las desigualdades sociales entre el N y el S global, evidenciando la naturaleza del proceso de reestructuración capitalista en curso (que por cierto, no acaba de dar paso a una fase sostenida de recuperación de la economía mundial) y, sobretodo, viene a replantear la necesidad de retomar la senda del desarrollo (término descartado en las últimas décadas ante la imposición de la ideología neoliberal que planteaba que el mercado, el “libre comercio” abriría automáticamente el camino que llevaría al desarrollo, a la disminución de los flujos migratorios y a la reducción de las asimetrías N-S).

2. Aunque el tema migratorio ha sido incorporado recientemente a la discusión en la agenda internacional (Conferencia de El Cairo 1990, Comisión Global de la ONU, Diálogo de Alto Nivel sobre Migración ONU, NY 2006, Foro Global sobre Migración y Desarrollo, Bruselas, 2007), lo cierto es que se han impuesto las preocupaciones e intereses del N (seguridad, integración a la sociedad receptora y control de las migraciones) y los intereses y preocupaciones del S han estado prácticamente ausentes. Es imperioso un mayor diálogo y coordinación S-S para abrir esta barrera que parece infranqueable. Para el efecto, hay 6 principios para una política coherente en materia de Migración y Desarrollo (o mejor aún: Desarrollo y Migración) que resulta importante tener presente e impulsar (ello lo planteamos insistentemente en el Foro de Bruselas de Julio pasado):

a) Desarrollo y migración no necesariamente son elementos opuestos. Más allá de la situación actual caracterizada por la necesidad compulsiva de emigrar ocasionada por el estrechamiento y precarización de los mercados laborales del S, no hay razón para que la migración sea vista como anormal y como algo necesariamente malo y reprobable. La movilidad de las élites y el personal altamente calificado es considerada normal, pero se considera (sobre todo en el N) que los pobres deben permanecer confinados en sus lugares de origen. El desarrollo debe ser entendido como creación de oportunidades para el bienestar social, la reducción de las desigualdades, lo que conlleva a mayores oportunidades para una movilidad voluntaria de personas, en vez de un éxodo motivado por la búsqueda desesperada de formas de escapar de la pobreza y de la violencia.

b) Cooperación para el desarrollo. Estrechamente asociado al objetivo de reducir las presiones migratorias, está la preocupación de los países del N de administrar o controlar las migraciones. El incremento de las asimetrías hace imposible avanzar en esta dirección y obliga a tomar medidas absurdas y absolutamente ineficaces para “controlar” los flujos migratorios como la construcción de muros. La única manera de avanzar a fondo en esta problemática es reconocer la contribución de los países del S al desarrollo del N y actuar en consecuencia. Esto implica anteponer el principio de reciprocidad y avanzar hacia una auténtica colaboración N-S y mayor cooperación S-S. Al seno de la UE esta estrategia a probado su eficacia.

c) Pleno respeto a los derechos laborales y humanos de los migrantes en los países receptores. A pesar de la demanda de trabajadores migrantes en los países del N (Desarrollados) hay limitadas oportunidades para el ingreso legal y el establecimiento. La aceptación de facto de la migración irregular o indocumentada en gran escala expone a los migrantes (especialmente los de baja calificación y aquellos que buscan asilo) a niveles intolerables de explotación laboral, discriminación social y elevada vulnerabilidad, al grado de poner en riesgo sus propias vidas. Aún canales formales para la migración temporal (también llamados de trabajadores huéspedes) están signados por el abuso y la violación de derechos laborales y humanos.

Más aún: debe reconocerse que las presiones migratorias son el resultado del fracaso de las políticas de ajuste estructural (al menos en lo que propugnaban sus impulsores más asiduos).

d) Necesidad de impulsar un modelo de desarrollo alternativo en los países emisores. Ciertamente, la migración internacional puede estimular el desarrollo en sentido restringido a través de las remesas, la circulación de “cerebros”, inversiones y contribuciones de comunidades transnacionales. Sin embargo, no puede ser concebida como la principal estrategia de desarrollo (abiertamente Filipinas, indirectamente México y otros países). La migración puede traer estabilidad socioeconómica en el corto plazo, pero de ninguna manera remover las trabas estructurales para un desarrollo sustentable. El Estado está llamada a cumplir un papel central, proactivo, en las estrategias de desarrollo de los países emisores, fortaleciendo las instituciones democráticas que conduzcan a un desarrollo alternativo, tomando en consideración el amplio contexto de relaciones N-S y las interacciones entre los diferentes niveles espaciales (local, regional, nacional) así como áreas societales (economía, cultura, política, género, ambiente, etc.).

e) Promover canales de movilidad social de la diáspora en los países receptores e impulsar su participación en el proceso de desarrollo del país de origen. Hay numerosas evidencias empíricas que demuestra que la incorporación ascendente de la diáspora en la sociedad receptora no riñe con el mantenimiento de fecundos vínculos transnacionales con el país de origen. Más aún, el empoderamiento de la comunidad migrante resulta crucial para coadyuvar al desarrollo del país de origen. El reconocimiento pleno del país emisor de los derechos ciudadanos (doble nacionalidad, derecho extraterritorial) de los nacionales en el exterior resulta fundamental para avanzar en esta perspectiva.

f) Abrir nuevos canales para una circularidad positiva. Con frecuencia el término circularidad se asimila o equipara al de trabajadores temporales o huéspedes. El resurgimiento de este último tipo de programas hace caso omiso de experiencias previas en México (programa bracero) y Europa, que además de ineficaces, resultaron altamente violatorios de los derechos humanos y laborales de los trabajadores migrantes. Esquemas de circularidad, deben basarse en incentivo y no en normas compulsivas que aten a los trabajadores a un patrón e impidan el derecho de los migrantes y sus familias a optar por la residencia permanente en el país de acogida. Una circularidad positiva debe abrir canales para ejercer plenamente los derechos laborales y humanos de los migrantes (incluyendo la libre movilidad) y debe acompañarse de otras estrategias nacionales e internacionales como las postuladas en los principios hasta aquí enunciados.

  1. Necesidad de combatir la desinformación y falta de información que prevalece en torno a la migración el desarrollo. Es importante avanzar hacia un Sistema de Información sobre M y D que incorpore la perspectiva del S y que, por tanto, provea una visión integral, comprehensiva del fenómeno. Esto implica desplegar un amplio esfuerzo para desarrollar categoría analíticas adecuadas para la comprensión del fenómeno (p. ej. contribución de los migrantes a la economía receptora, costos de la emigración para el país emisor, grado de dependencia de las remesas, etc.).

Las principales áreas temáticas que se incluirán en la base de datos del SIMDE son:

- El enraizamiento estructural de la migración

- Los mecanismos de incorporación de los migrantes en el exterior

- Los migrantes y sus descendientes

- La dinámica geoespacial

- Los patrones de movilidad espacial

- El Estado y la migración

- La organización social de y para los migrantes

- Las conexiones transnacionales

martes, 2 de octubre de 2007

Derechos, migración y vinculación/ Natalia Moraes

 

MOVILIZACIÓN COMUNITARIA Y VINCULACIÓN TRANSNACIONAL: EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO DE MIGRANTES URUGUAYOS EN ESPAÑA

(Versión preliminar sujeta a revisión para su publicación)

Natalia Moraes Mena

Laboratorio de Estudios Interculturales

Universidad de Granada

nmoraes@ugr.es

Introducción

El trabajo que presento aquí es parte de la investigación realizada en el marco de mi proyecto doctoral[1]. El objetivo de este proyecto consistía en analizar la relación entre migración, transnacionalismo e identidad a partir del estudio de la migración uruguaya en España. Nos interesaba conocer los procesos de de-construcción y reconstrucción de la nación y de las representaciones e imaginarios nacionales a partir de los espacios sociales transnacionales generados por la migración. Específicamente buscábamos analizar el papel de algunos de los actores del campo transnacional y las implicancias de sus prácticas y discursos en la conformación de un espacio social transnacional y en las reconfiguraciones de una nación reconstruida transnacionalmente. Tanto la sociedad civil como los Estados de origen y destino forman parte del campo transnacional objeto de nuestro estudio y por tanto fueron incluidos en nuestro análisis. Nos interesaba conocer las prácticas y vínculos transnacionales así como también los discursos e imaginarios relacionados con estos vínculos promovidos tanto “desde arriba” por los Estados, principalmente por el Estado uruguayo y “desde abajo” por organizaciones de la “sociedad civil migrante” (Fox, 2006), desde nuestro punto de vista, formada tanto por las asociaciones de migrantes uruguayos en España como por las asociaciones y organizaciones de Uruguay originadas a partir del fenómeno migratorio y cuyo principal objetivo es el de la vinculación con la diáspora uruguaya[2]. Con esta investigación queríamos aportar por un lado un mayor conocimiento sobre la migración uruguaya reciente y su impacto, y por otro lado, contribuir al desarrollo en España de investigaciones que, desde un enfoque transnacional, nos permitiesen estudiar el fenómeno migratorio en su globalidad y sobre todo, nos ayudasen a repensar conceptos como sociedad, nación y Estados-nación en un contexto marcado por procesos globalizadores.

En esta ponencia voy a centrar mi análisis en uno los actores que forman parte del campo transnacional analizado en mi investigación: el movimiento asociativo de migrantes uruguayos en España. Me referiré a sus características generales, sus objetivos y a las transformaciones y cambios que ha registrado. Me detendré especialmente en sus principales actividades, movilizaciones y reivindicaciones así como también en los discursos e imaginarios que sobre la identidad nacional y sobre la nación uruguaya emergen a partir de las mismas.

La perspectiva transnacional en los estudios migratorios

El enfoque transnacional de los procesos migratorios surge en los años noventa como respuesta a las investigaciones que se venían desarrollando sobre el fenómeno migratorio y que centraban su análisis únicamente en lo que ocurría en la sociedad receptora de migrantes. El eje de interés tanto teórico como empírico de esta perspectiva estaba puesto en la interconexión y en los múltiples vínculos existentes entre los migrantes y sus países de origen. Los trabajos pioneros[3] de Glick Schiller, Basch y Szatón-Blanc mostraron cómo los migrantes no rompían los vínculos con sus sociedades de origen, por el contrario, mantenían fluidas relaciones económicas, sociales y políticas con sus países a medida que se integraban en la sociedad receptora (Glick Schiller, Basch y Szatón-Blanc, 1992). Estas autoras definían entonces al transnacionalismo como un proceso social donde los migrantes operan en campos sociales que traspasan fronteras geográficas, políticas y culturales (Glick Schiller, Basch y Szatón-Blanc, 1999). Partiendo del concepto de campo social definido como el conjunto de múltiples redes entrelazadas de relaciones sociales, a través de las cuales se intercambian de manera desigual, se organizan y se transforman las ideas, las prácticas y los recursos (Levitt y Glick Schiller, 2004:66) sugieren que el campo social transnacional es el campo que conecta a diferentes actores a través de las fronteras nacionales y mediante relaciones directas e indirectas (Levitt y Glick Schiller, 2004:67).

Desde su inicio, esta perspectiva ha sido permanentemente debatida y cuestionada, lo propio de todo cuerpo teórico aún en formación. El eje del debate ha estado centrado en su supuesta novedad, durabilidad y generalización. También se ha criticado la falta de reflexión sobre los criterios que se debían tener en cuenta al analizar quiénes desarrollan vínculos transnacionales y quienes no (Guarnizo, Portes y Haller, 2003). Actualmente, la mayoría de los estudiosos coinciden en que si bien el transnacionalismo no es un fenómeno nuevo, sí representa una nueva perspectiva analítica. Y aunque se admite que no es un fenómeno generalizable a todos los migrantes se reconoce la necesidad de profundizar en su estudio[4]. Para ello, e intentado aportar elementos analíticos más precisos, se han establecido toda una serie de categorías asociadas a diferentes formas, tipos, ámbitos o niveles de transnacionalismo: desde abajo/desde arriba, estrecho/amplio, político/económico/cultural/religioso, etc., grupos de parentesco transnacional/circuitos transnacionales/comunidades transnacionales, etc[5]. Si bien el uso de estas clasificaciones puede resultar provechoso en la reflexión sobre la diversidad de prácticas desarrolladas por los actores que participan en el campo transnacional, su influencia e impacto, debemos evitar el riesgo de que estas taxonomías nos lleven a esencializar y compartimentarizar un fenómeno intrínsecamente dinámico, relacional y holístico (Suárez, 2007), un proceso que es mulitfacétio y mulitlocal (Guarnizo y Portes, 1999). También debemos no confundir al enfoque transnacional de las migraciones con las perspectivas posmodernas que nos hablan de hibridación, fluidez, porosidad de fronteras, factores que traerían consigo la muerte anunciada de la nación. El trabajo empírico ha demostrado que el transnacionalismo no equivale a la desnacionalización y que el hecho de participar en un campo transnacional puede aumentar y no disminuir el significado de la nación (Smith, 2001). Por otro lado, tampoco debemos relacionar transnacionalismo únicamente con movimiento físico a través de las fronteras de los Estados-nación, el campo transnacional no sólo está formado por migrantes y por los Estados de origen y de recepción que pueden restringir y promover las prácticas transnacionales, en él intervienen una gran diversidad de actores incluidos los no migrantes, “una persona puede participar en redes personales o recibir ideas y datos informativos que la conectan con otras sin haber migrado jamás” (Levitt y Glcik Schiller, 2004:67). Esta influencia indirecta de la migración y el hecho de que los no migrantes participen también del campo transnacional puede ser más frecuente aún en contextos de fuerte emigración. Las investigaciones realizadas hasta el momento han llamado la atención sobre los factores que pueden fomentar, promover o facilitar el transnacioanlismo y aquellos que pueden obstaculizarlo. En ambos casos, el contexto de emisión y de recepción, las características y las estrategias desarrolladas por los actores que intervienen y articulan la realidad transnacional y las características específicas de los migrantes se revelan como factores fundamentales.

En España, el estudio de las migraciones desde esta perspectiva es relativamente reciente. Hasta hace poco tiempo y entre otras razones por su relativa nueva experiencia como país de recepción, la academia española había adoptado un enfoque demasiado integracionista en las investigaciones sobre el fenómeno migratorio. Como hemos señalado en otro artículo (Moraes, 2006), los estudios sobre migraciones en España se centraban hasta hace algún tiempo únicamente en analizar a los migrantes en su condición de inmigrados, prevaleciendo los estudios de colectivos mayoritarios y en sus posibilidades y/o dificultades de integración. El desarrollo reciente de estudios que incorporan una perspectiva transnacional[6] ha hecho que el fenómeno migratorio comience a ser abordado en su globalidad y que colectivos, grupos o temáticas antes dejadas de lado, como la migración uruguaya en España, comiencen ahora a desertar interés.

Características generales de la diáspora uruguaya en España

España ha sido uno de los destinos preferidos por los migrantes uruguayos. Los vínculos históricos entre ambos países, las redes sociales y lazos familiares existentes y el hecho de compartir la misma lengua, han convertido a España en uno de los principales destinos de esta migración. En la historia migratoria de los uruguayos hacia España encontramos dos etapas muy diferentes. La primera registrada en los años setenta, compuesta en gran medida por personas que escapaban de la represión militar y de la dictadura y la segunda registrada inmediatamente después de la más grave crisis económica que vivió el país en el año 2002. Estos dos flujos presentan características diferentes tanto en relación al perfil de los migrantes como al contexto social, político y económico del que se partía y al que se llegaba. En la década de los setenta en Uruguay se imponía una dictadura y en España se iniciaba una transición. Mientras que en esos años España seguía siendo un país de emigrantes, con escasa experiencia como país receptor, a inicios de los 2000 España se convertiría en uno de los países europeos con mayor crecimiento de la inmigración.

Con el retorno a la democracia en la década de los ochenta, muchos de los exiliados uruguayos regresaron al Uruguay, sin embargo no todos lo hicieron. Por lo tanto, la diáspora uruguaya en España actualmente esta formada fundamentalmente por migrantes recientes y por migrantes que llevan cerca de treinta años residiendo en este país. El hecho de que parte de la diáspora esté compuesta por una migración antigua y que muchos de los migrantes tengan ascendencia española por la historia migratoria del Uruguay como país receptor de inmigrantes, hacen que en el análisis de datos estadísticos[7] incluyamos no sólo a los extranjeros de nacionalidad uruguaya sino también a toda la población residente en España cuyo país de nacimiento es Uruguay independientemente de su nacionalidad[8]. La diferencia en las cifras dependiendo qué dato consideremos es importante. Entre el año 2001 y el 2006 la población residente en España cuyo país de nacimiento es Uruguay se multiplicó casi por tres, llegando a ser 79.346 personas a enero de 2007. Pero el crecimiento en este período de extranjeros uruguayos así como el de los extranjeros uruguayos con permiso de residencia fue aún mayor. Esto indica que si bien en comparación con otros colectivos de migrantes, la diáspora uruguaya posee un porcentaje importante de nacionalizados españoles, gran parte de los nuevos migrantes no poseen esta nacionalidad.

La estimación de la cantidad de migrantes uruguayos que se encuentran en situación administrativa irregular[9] indica que, al igual que lo que ocurre con la inmigración extranjera en general, el número de los uruguayos que se encuentran en esta situación es alto, llegando a ser de cerca de un 70% del total de los extranjeros uruguayos entre 2002 y 2003. En el año 2005, y también como ocurre con la población inmigrante extranjera en general, el porcentaje de irregularidad baja. Una de las explicaciones de este cambio está relacionada con el proceso de normalización que se efectuó en ese año. Según datos del anuario estadístico de diciembre de 2005, en el proceso de normalización que finalizó en mayo del 2005 se recibieron 10.650 solicitudes de extranjeros uruguayos y el 90,6% de las mismas se concedieron, por lo que a fines del año 2005 más de nueve mil uruguayos habían conseguido normalizar su situación. Esta cifra es bastante similar a la diferencia producida en el cálculo de extranjeros uruguayos irregulares del 2004 al 2005, donde se redujo en más de ocho mil personas.

La migración uruguaya a España no registra un mayor índice de masculinidad como lo posee la emigración uruguaya en general (Macadar y Pellegrino, 2007). Durante todo el periodo de tiempo analizado del 2001 al 2006 y en las diversas fuentes consultadas existe un relativo equilibrio entre los sexos. A enero de 2006 un 48,6% de los empadronados uruguayos en España eran mujeres y un 51,4% eran hombres. También hay cierto equilibro de sexos si consideramos a los uruguayos residentes con nacionalidad española o no española.

Por el contrario, la distribución territorial de los migrantes uruguayos en España sí ha cambiado a lo largo de los años. Si en la década de los setenta la mayoría de los uruguayos se concentraban en Madrid y Barcelona, y en el 2001 se sumaban además las provincias gallegas, en los últimos años han adquirido mayor atractivo las zonas costeras del mediterráneo así cómo las islas. Esto puede deberse a una mayor demanda de mano de obra en el sector servicios en estas comunidades debido a la industria turística. Pero además de este aspecto, en el trabajo de campo etnográfico que hemos realizado muchos de los argumentos de los migrantes sobre el por qué de la elección de esa ciudad para vivir estaban relacionados con la similitud que encontraban con el país de origen. Muchos de los entrevistados argumentaban que cuando pensaron en emigrar a España buscaron las zonas más parecidas a su país y la existencia o no de mar era muy importante en esta elección. Los datos del padrón municipal nos permiten observar que a enero de 2006 las comunidades autónomas donde viven mayor cantidad de personas nacidas en Uruguay son: Cataluña (donde reside el 30% de los uruguayos), Comunidad Valenciana (14%), Galicia (13%), Canarias (11,5%), Baleares y Madrid (ambas con un 8%).

El análisis de la composición de los migrantes uruguayos según la edad nos muestra a enero de 2006 que un 28,7% de los migrantes extranjeros nacidos en Uruguay empadronados en España posee entre 25 y 34 años, un 20% posee entre 35 y 44 años y un 22,2% más de 45 años. Un dato interesante es la distribución por sexo y edad de esta población, en los menores de 24 años hay un cierto equilibrio entre sexos, hay mayor porcentaje de hombres que de mujeres entre los 25 y los 44 años, mientras que luego en los mayores de 55 años predominan las mujeres.

Analizando el movimiento asociativo de uruguayos en España desde una perspectiva transnacional:

El análisis histórico, sociológico o antropológico de las organizaciones y asociaciones de migrantes y el papel que desarrollan en el país de destino es frecuente en los estudios migratorios. Esta temática ha sido objeto de investigación tanto en relación a migraciones más antiguas, las migraciones de europeos a América por ejemplo, como a las migraciones recientes. En España hasta mediados de la década de los noventa los estudios sobre el asociativismo migrante estaban centrados en la emigración española y en los movimientos asociativos que ésta había logrado crear en sus diferentes destinos. Sólo cuando la inmigración se convierte en evidente y cuando España comienza a percibirse como país de inmigración comienzan a realizarse algunos estudios tomando como eje el asociativismo de origen inmigrante[10]. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones, salvo algunas excepciones[11], centran sus objetivos en determinar las características de estas asociaciones y de sus miembros, las actividades que realizan, la penetración que tienen a nivel local y la relación y vínculos que mantienen en el país receptor con otras organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos, sindicatos y gobierno a través de los ámbitos de encuentro y negociación creados por éste. Los vínculos de estas asociaciones con el país de origen y los abordajes de este fenómeno desde una perspectiva transnacional son casi inexistentes. Esto por supuesto, no quiere decir que las asociaciones de migrantes en España no mantuviesen ningún vínculo con su país de origen, ni que no desarrollasen prácticas transnacionales de diverso tipo, sino más bien, que este enfoque no ha sido tomado en cuenta en la mayoría de las investigaciones realizadas hasta el momento.

La investigación que hemos realizado sobre las asociaciones de migrantes uruguayos en España nos ha permitido observar cómo las asociaciones mantienen diversos vínculos con sus países y con diversas instituciones y organizaciones del mismo. En la mayoría de los casos, como vamos a ver, el deseo de la vinculación con el país de origen forma parte de los objetivos prioritarios establecidos en los propios estatutos de las asociaciones. Por otro lado, las movilizaciones y reivindicaciones tienen como destinatarios tanto a instituciones de Uruguay como de España. Inclusive algunas de las estrategias de influencia promovidas para lograr la inserción de este colectivo en España pasan por lograr el apoyo para sus reivindicaciones de organizaciones, instituciones y hasta al propio gobierno uruguayo. Enfrentadas a un proceso dinámico y en permanente cambio, el movimiento asociativo de uruguayos en España ha debido sobrellevar la tensión entre desarrollar acciones de vinculación con el país de origen o promover y movilizarse por la integración e inclusión de los migrantes recientes en sus diferentes localidades de destino. A pesar de las tensiones y algunos conflictos internos, la mayoría de las asociaciones han trabajado en ambos sentidos y han atravesado un proceso de conocimiento y negociación para llegar a conformar una red que les permitiese ejercer mayor presión y lobby tanto en un país como en otro. Este proceso de vinculación translocal y transnacional ha puesto sobre la mesa y a debate los imaginarios y las representaciones sobre el país, la nación de origen y sus mitos nacionales. Representaciones e imaginarios que son reconstruidos y cuyo sentido es disputado. Mitos nacionales que son resignificados a partir de la migración y del concebirse una comunidad nacional en la diáspora.

Antes de comenzar a describir las características del asociacionismo uruguayo en España es necesario destacar los cambios registrados tanto en el contexto de origen como de recepción que influyeron y condicionaron de diversa forma las prácticas y movilizaciones del movimiento asociativo. En primer lugar, y en lo referente al contexto de recepción, se destacan los cambios registrados en la política de inmigración así como la existencia del Tratado de 1870 a través del cual los uruguayos tendrían ciertos derechos jurídicos en España.

En lo que respecta al primer aspecto, en tan sólo tres años, del 2000 al 2003, se registraron tres cambios legislativos. La Ley Orgánica 4/2000 aprobada por el parlamento con la oposición del partido popular en el gobierno fue sustituida por la Ley Orgánica 8/2000 una vez que éste partido ganó las elecciones de ese año con mayoría absoluta. Tras las numerosas críticas provenientes de diversos ámbitos de la sociedad española en cuanto al recorte de derechos y a la inconstitucionalidad de algunas disposiciones de esta ley y ante la sentencia de ilegalidad del Tribunal Supremo de 13 apartados del reglamento de aplicación de la misma, en el 2003 y con el acuerdo del partido popular, el partido socialista y coalición canaria se aprueba la Ley Orgánica 14/2003 que entra en vigor en diciembre de ese año. Meses después, el partido popular pierde las elecciones nacionales y tras la victoria electoral, el partido socialista emprende nuevas medidas en materia de inmigración. En el año 2005 y amparándose en la disposición tercera del Real Decreto 2393/2004 el gobierno lleva a cabo un proceso de normalización, muy criticado por la oposición por unos motivos y por la sociedad civil por otros, con el objetivo de normalizar la situaciones de miles de inmigrantes extranjeros que se encontraban en situación de irregularidad en el país. Paralelamente a estos cambios normativos y en lo que respecta a los migrantes uruguayos específicamente, se comienzan a registrar sentencias favorables amparadas en el Tratado entre Uruguay y España de 1870, planteándose así la posibilidad de que a través del cumplimiento de este tratado se pudiese lograr la normalización de miles de uruguayos que no contaban con permiso de residencia o de trabajo.

En el contexto de origen también se producen cambios importantes. En primer lugar, hay que destacar la relevancia que comienza a adquirir el fenómeno migratorio debido a las dimensiones que adquiere el mismo a partir del año 2002. La emigración se convierte en un tema de debate público y los medios de comunicación se encargan de hacer visible una situación que afecta directa e indirectamente a gran parte de la sociedad uruguaya. Al mismo tiempo, comienzan a surgir una serie de asociaciones civiles con el principal objetivo de atender a las familias de los emigrantes, buscar la cooperación de los mismos en proyectos de desarrollo y en definitiva fomentar la vinculación con la diáspora. Pero quizás uno de los cambios más relevantes haya sido la victoria histórica del Frente Amplio-Encuentro Progresista en las elecciones del año 2004. El cambio de gobierno trajo consigo propuestas de cambio en las relaciones mantenidas por éste y sus representaciones diplomáticas con los emigrantes y la creación del Departamento 20 como ámbito a través del cual potenciar el vínculo y la relación con la diáspora.

Las asociaciones de uruguayos en España se han visto influidas por esta situación cambiante. Este contexto dinámico ha condicionado parte de su accionar. A medida que se iban consolidando, las asociaciones debían enfrentarse y adaptarse a las nuevas condiciones del contexto transnacional en el cual estaban inmersas. Este proceso de transformación y cambio producido en relativamente poco tempo, si bien por un lado, aceleró ciertas dinámicas asociativas, por otro lado, generó conflictos y tensiones al interior de las propias asociaciones, tensiones relacionadas con el papel que debía cumplir el movimiento asociativo y cuáles debían ser sus prioridades. A pesar de ello, esta situación se convirtió en elemento dinamizador del movimiento asociativo y favoreció una mayor vinculación translocal y transnacional así como y al mismo tiempo su integración al tejido asociativo existente en sus diversas localidades.

Características generales del movimiento asociativo de uruguayos en España

La existencia de un asociativismo de migrantes uruguayos en España no es algo nuevo, ya en la década de los setenta habían surgido en Madrid y Barcelona una serie de organizaciones y asociaciones que vinculaban a los migrantes, en aquel momento mayoritariamente exiliados, en función de su pertenencia nacional. Coraza destaca tres tipos de acciones vinculadas al movimiento asociativo de la época: la acción cultural, la acción sindical y política de solidaridad y denuncia y la acción sindical y política de reorganización de las principales fuerzas de izquierda y movimientos obreros proscritos en Uruguay (Coraza, 2003). Con el retorno de la democracia en Uruguay, y ante el regreso de miles de exiliados, la mayoría de estas organizaciones y movilizaciones fueron desapareciendo poco a poco. Sin embargo, no todas lo hicieron, algunas de las más antiguas como la Asociación de Amigos del Uruguay de Barcelona siguieron existiendo, aunque como destaca su actual presidente, después de 1985 “…fue una época muy baja, la casa permaneció abierta, casi a instancia de un compañero que le parecía que era un espacio que iba a volver a ser válido…no la dejó morirse” (Entrevista Barcelona A1). Con el inicio de un nuevo flujo de migrantes a fines de la década de los noventa, pero sobre todo después del año 2002, se vuelven a crear una gran cantidad de asociaciones dispersas por todo el territorio español. A julio del 2005 existían más de treinta[12] habiendo en algunas ciudades hasta tres asociaciones diferentes.

La mayoría de las asociaciones formadas recientemente han surgido a partir de actividades lúdicas y recreativas y de encuentros propuestos a instancias de grupos de uruguayos. Convocatorias para asistir a partidos de fútbol, realizar asados o mateadas forman parte de los inicios de la mayoría de las nuevas asociaciones. Para muchos de sus miembros activos, el buscar a otros uruguayos fue una de las primeras actividades que realizaron al llegar a destino. Las motivaciones para ello se plantean en términos de necesidad de contacto con personas del mismo origen que “comprendiesen” y “compartiesen” ciertas prácticas y experiencias. Como nos comentaba uno de nuestros entrevistados “…lo que hice cuando llegué a España fue buscar siempre encontrar uruguayos, fue como una cosa natural…aunque sea para tomar un café y para hablar de fútbol, porque en definitiva te falta eso” (Entrevista Madrid A2). La ausencia de redes sociales en algunos casos, y en otros la necesidad de contactar con gente para realizar las actividades que solían realizar en su país, llevó a muchos uruguayos a buscar establecer contacto con personas de su mismo origen. Lo interesante del colectivo uruguayo, y a diferencia de lo que ocurre en otros colectivos de inmigrantes en España, es que ya en los primeros encuentros informales se comenzaba a plantear la posibilidad de conformar una asociación y darle a esos encuentros y actividades un carácter formal. Así, tras algunas semanas o meses de encuentros se realizaban convocatorias para la creación de asociaciones formales de uruguayos. La idea de crear una asociación estaba presente en la cabeza de algunos de los líderes asociativos aún antes de promover los primeros encuentros lúdicos, culturales y deportivos. Las asambleas inaugurales de las asociaciones se realizaban por el general en locales proporcionados por organizaciones civiles, en centros comunales, salas de reuniones de sindicatos, parroquias o salones de actos de instituciones vinculadas a algunos de los miembros.

El perfil de los integrantes de estas asociaciones es variado. Existen algunas diferencias entre los miembros activos de la asociación, los que participan en las comisiones y en las movilizaciones, y aquellos miembros que participan fundamentalmente en las actividades lúdicas, recreativas y culturales. La mayoría de éstos últimos son hombres y mujeres migrantes recientes, mayores de 35 años, que han migrado junto a toda su familia o que tras unos meses de haber migrado alguno de los miembros de la misma, se produce la reagrupación familiar. En las diferentes actividades participan junto a toda la familia. Algunas asociaciones están integradas también por jóvenes entre 25 y 35 años pero esto menos frecuente. Poseen escasas o nulas experiencias asociativas previas y la motivación para participar en la asociación está sobre todo relacionada con tres aspectos: la posibilidad de establecer redes sociales y de contención emocional en el nuevo contexto, la posibilidad de mantener ciertas prácticas colectivas vivas y transmitir las costumbres y tradiciones del país a sus hijos, la posibilidad de acceder a una serie de recursos como contactos laborales, ayuda en la búsqueda de vivienda, información sobre las leyes migratorias y los procesos de regularización etc. Las características de los miembros más activos y de los líderes asociativos son un poco diferentes. Son tanto migrantes recientes, como exiliados que hace mucho tiempo no participaban de ámbitos asociativos vinculados a su pertenencia nacional, pero que con la llegada de la nueva migración encuentran la posibilidad de volver a participar activamente. La mayoría cuentan con nacionalidad española o con permiso de trabajo. La media de edad es un poco mayor en relación al total de miembros, la mayoría tiene más de 45 años. Casi la mayoría son hombres, aunque hay algunas excepciones, como Urucosta, cuya comisión directiva ha estado formada casi exclusivamente por mujeres. La mayoría de los líderes asociativos cuentan con experiencia de participación social, política o sindical previa habiendo formado parte en Uruguay de sindicatos, comités de base de partidos políticos o asociaciones civiles.

Los objetivos de la mayoría de las asociaciones están relacionados con mantener el vínculo de los uruguayos entre sí y con el Uruguay e incentivar la integración en la sociedad española y el relacionamiento con cada una de las localidades donde las asociaciones estan radicadas. Entre los objetivos definidos en los estatutos encontramos: relacionar a los uruguayos entre sí, preservar la identidad uruguaya, brindar asesoramiento en temas de residencia y trabajo, participar en actividades solidarias y culturales organizadas por la comunidad local, desarrollar actividades de cooperación y vinculación con Uruguay, darlo a conocer y contribuir a la integración de los uruguayos en la sociedad española.

Principales actividades y movilizaciones emprendidas por el asociativismo uruguayo en España

Las principales actividades desarrolladas por las asociaciones de uruguayos en España son las siguientes:

- Actividades de carácter festivo, lúdico y cultural con el fin principal de preservar la identidad uruguaya y promover redes sociales

- Acciones y movilizaciones con el fin de mejorar la situación de los migrantes uruguayos en España y defender los derechos de ciudadanía en el país de origen

- Actividades de cooperación con diversas organizaciones del país de origen y asesoramiento y ayuda a los migrantes uruguayos en España que se encuentran en situación de vulnerabilidad

La diversidad de actividades y movilizaciones llevadas a cabo por las asociaciones hacen difícil definir un ámbito exclusivo de acción, ya sea social, cultural o político, o un sólo nivel local-translocal-transnacional. Las acciones desarrolladas desafían los intentos restrictivos de categorización y nos presentan un fenómeno multifacético y relacional que no puede ser compartimentado o acotado a partir de una única dimensión o escala. Esto es así, tanto si analizamos cada asociación individualmente como si analizamos las redes y los espacios de organización por ellas creados. Es verdad que hay ciertas asociaciones que poseen mayor vínculos entre sí que otras, que algunas tienen una mayor penetración y vinculación local y que otras desarrollan mayor número de actividades de cooperación y vinculación transnacional. Pero si analizamos sus prácticas y sus discursos observamos que todos y cada uno de los ámbitos y niveles de acción están frecuentemente presentes tanto en prácticas concretas como en los imaginarios construidos en torno a éstas.

Organización translocal y vinculación transnacional

A medida que el movimiento asociativo se iba desarrollando, iban surgiendo vínculos y conexiones entre las asociaciones. En algunos casos también se producían escisiones relacionadas en general con conflictos de liderazgos o de diferentes visiones sobre la organización y el modo de trabajo de la asociación y sus miembros, dando lugar así a nuevas asociaciones.

Muchas asociaciones buscaban en sus inicios contactar con asociaciones de uruguayos en otras localidades para conocer cómo habían logrado formalizarse y cuáles eran sus principales actividades. El teléfono, pero sobre todo, el correo electrónico y las páginas web se convirtieron en los principales medios de comunicación entre ellas. A medida que el tiempo pasaba y los contactos iban aumentando, también se iban gestando afinidades y resistencias entre unas y otras. Tanto las afinidades como las desconfianzas entre asociaciones eran más producto de afinidades y desconfianzas entre los líderes asociativos que a problemas relacionados con las actividades realizadas o con conflictos entre los miembros menos activos. Llegándose a dar el caso de personas que no participaban exclusivamente en un asociación sino que asistían a los eventos y a las actividades realizadas por varias asociaciones, generalmente las más cercanas a su localidad. Sin embargo, muchas veces los argumentos utilizados por los líderes asociativos para criticar a otras asociaciones estaban relacionados con su forma de trabajar y su nivel de representatividad. Un miembro de la comisión directiva de una de las asociaciones nos comentaba“…en la asamblea fundacional uno de ellos dijo hay que formar una comisión directiva y sin hacer votación ni nada él nombró a los integrantes…..sí, luego me enteré que eran todos familia…uno por uruguayo ya es desconfiado y además viene cascoteado…así no se hacen las cosas” (Entrevista Valencia A5), por su parte la otra asociación existente en la misma localidad nos decía “…sólo se dedican a hacer actividades lúdicas, asados e invitar a gente…no podés armar una cosa lúdica porque al otro día está la verdad, y la verdad es que están sin trabajo, sin papeles…utilizan a la colectividad para fines personales….para hacer negocio” (Entrevista Valencia A6).

Las resistencias y desconfianzas existentes entre los líderes asociativos de algunas asociaciones no impidieron que se generasen ámbitos de encuentro e intercambio entre ellas. Se organizó así un primer encuentro en Vigo, denominado congreso de asociaciones de uruguayos, al que asistieron solamente unas pocas asociaciones. Ese primer encuentro se convirtió en una primera toma de contacto ente las asociaciones y en el inicio del debate entre ellas sobre el Tratado de 1870. Varios meses más tarde, en diciembre de 2004, se organizó el segundo encuentro de asociaciones de uruguayos en España celebrado en Valencia. La convocatoria contó con la asistencia de un mayor número de asociaciones llegando a estar representadas quince. Este encuentro estuvo marcado por el debate sobre la forma de organización y de representación del movimiento asociativo en España, sobre las reivindicaciones más importante para el colectivo y las movilizaciones a desarrollar en ese sentido. El contexto había cambiado, recientemente el Encuentro Progresista había ganado las elecciones y se había pronunciado ya sobre algunos cambios que se iban a desarrollar con respecto a la vinculación con la diáspora.

La percepción del inicio de un nuevo tiempo en el relacionamiento del gobierno uruguayo con la diáspora, por un lado, y el convencimiento de ser una comunidad relativamente pequeña en España y por lo tanto no poder ejercer la misma presión ante el gobierno español que otros colectivos de inmigrantes, llevó a algunos líderes asociativos a proponer la creación de una federación o un ámbito organizativo que diera representatividad al movimiento y permitiese dotarlo de interlocutores válidos ante las instituciones gubernamentales de ambos países. Sin embargo, en ese momento no se llegó a un acuerdo al respecto. Algunas asociaciones consideraban que todavía no era el momento, que no existía experiencia suficiente y que no estaban dadas las condiciones para crear órganos representativos formales. A pesar de ello se llegó a un consenso sobre una declaración de principios y una estrategia de acción y movilización centrada fundamentalmente en la defensa del Tratado de 1870. El mantenimiento del pensamiento Artiguista y Vareliano así como la preservación de una identidad uruguaya asociada al ideario artiguista, el respeto a la diversidad cultural existente en los diferentes territorios de España y la defensa de los derechos humanos, se plantearon como los valores fundamentales del movimiento asociativo de uruguayos en España. Las propuestas de acción planteadas estaban dirigidas tanto al país de origen como al país receptor. Se exigía al Uruguay el desarrollo de una política de Estado en materia de emigración, el derecho a votar desde el exterior, la defensa del gobierno al Tratado de 1870 y una mayor vinculación y sensibilidad de las representaciones diplomáticas uruguayas para con la diáspora. Por su parte, al gobierno español se pedía la aplicación del Tratado de 1870, la regularización de los inmigrantes, el respeto a los derechos humanos y la finalización de políticas económicas y empresariales desarrolladas por multinacionales españolas perjudiciales para el Uruguay. En defensa de estas reivindicaciones se plantearon una serie de acciones como cartas dirigidas a ambos gobiernos y recolección de firmas entre ciudadanos españoles en defensa del Tratado. Un hecho no menor fue el debate sobre cómo plantear estas reclamaciones al gobierno uruguayo y al español. Se debatió si, como comunidad de inmigrantes, se podía exigir al gobierno español el cumplimiento del Tratado o si sólo se lo debía solicitar. Por otro lado, se tenía claro que al gobierno uruguayo sí había que exigirle. Esta discusión representaba no sólo un debate sobre el tipo de relación epistolar a mantener con los diferentes gobiernos, implicaba también la relación de la comunidad migrante con cada Estado-nación y el sentido de pertenencia. Para este grupo de uruguayos, su comunidad política de referencia y pertenencia y su gobierno, seguía siendo el uruguayo, a pesar de haber migrado y de no poder participar políticamente en su elección, por eso podían exigir a “su gobierno”, mientras que al gobierno español, y en su condición de “inmigrantes” sólo podían solicitarle y pedirle sin tener derecho manifestar exigencias. Este aspecto se refuerza por la ausencia de reivindicaciones en ese momento sobre el derecho al voto de los inmigrantes en España. Si bien en este segundo encuentro no se logró conformar un órgano representativo del movimiento, se sentaron las bases para su futura creación.

Hubo que esperar más de un año para la creación de la Federación de Asociaciones y Casas de Uruguayos en España. Este logro puede interpretarse tanto desde la perspectiva de los procesos internos de las asociaciones, es decir, la consolidación de muchas de las asociaciones en sus diferentes localidades y el mayor conocimiento mutuo, pero también como respuesta a las iniciativas del gobierno uruguayo. La propuesta del Departamento 20 de la creación de los consejos consultivos llevó a muchas asociaciones a plantearse el papel a desarrollar por ellas en el nuevo contexto. En el tercer encuentro de asociaciones y casas de uruguayos, realizado en febrero de 2006, se aprobaron los estatutos de la federación y se volvieron a plantear las principales reivindicaciones así como las acciones a desarrollar en su defensa. Por primera vez, el reclamo de participación política en las elecciones municipales de España aparece dentro de las principales demandas. Este tema aparece en un tiempo y momento específico muy concreto, cuando en el contexto de recepción la temática de la participación política de los inmigrantes adquiere visibilidad y las principales organizaciones civiles del país así como las coordinadoras de inmigrantes comienzan a reivindicarlo[13]. Es decir, el movimiento asociativo de uruguayos incluye en sus reivindicaciones el reclamo de la participación política en destino sólo una vez que este tema se convierte en caballo de batalla del colectivo inmigrante en general.

Pero la vinculación transnacional del movimiento asociativo no se agota en las reivindicaciones realizadas a ambos gobiernos ni en las movilizaciones desarrolladas al respecto. A partir sobre todo del año 2004 algunas asociaciones comienzan a mantener un contacto fluido y continuo con asociaciones civiles de Uruguay, muchas de ellas creadas como respuesta al fenómeno migratorio y con el principal objetivo de vincularse con la diáspora y ayudar a los familiares de los emigrantes. Sin embargo, la mayoría de estos contactos, tanto con asociaciones civiles como Idas y Vueltas, Puente al Sur, como con sindicatos, son producto más de afinidades específicas entre algunas asociaciones que de iniciativas del movimiento asociativo en su conjunto.

Participación política transnacional de los migrantes uruguayos en España

Como mencionamos anteriormente, la participación política en España no ha sido unas de las prioridades del movimiento asociativo y no formaba parte de sus reivindicaciones hasta hace relativamente poco tiempo.

En España el derecho al sufragio está restringido a los ciudadanos españoles según el artículo 23 de la Constitución Española. El artículo 13.2 de la misma matiza que solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por tratado o por ley para el derecho al sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales. En la actualidad este derecho se reconoce a los residentes nacionales de países de la Unión Europea. Los nacionales extracomunitarios pueden votar en las elecciones municipales si un español puede ejercer el derecho al voto en el país de origen de éstos[14]. Supuestamente, en virtud del Tratado suscrito en 1992 entre Uruguay y España los uruguayos tendrían derecho a participar en las elecciones municipales, sin embargo, si bien España remite a la efectividad del derecho a lo que establezcan los convenios específicos o legislación, estos aspectos no se han concretado hasta la fecha. Esto no quiere decir que muchos uruguayos no hayan votado en las elecciones españolas. Aunque no podemos estimar cuántos lo han hecho efectivamente, en el trabajo de campo realizado algunos uruguayos nos comentaban que sí habían votado. De los que sí lo habían hecho, la mayoría poseía nacionalidad española o de otro país de la Unión Europea que les permitía votar. Pero algunos uruguayos nos comentaban que a pesar de no tener nacionalidad europea el día de las votaciones habían podido hacerlo por figurar en el padrón municipal. Desconocemos si estos hechos son casos aislados y se deben al desconocimiento puntual de las autoridades de la mesa electoral, o si es una práctica frecuente. Pero nos indica, que el participar políticamente en España si bien no ha sido una reivindicación del movimiento asociativo de uruguayos en su conjunto sí es una práctica habitual entre aquellos que pueden hacerlo e incluso entre aquellos que no pueden pero lo intentan. En el grupo de discusión realizado con los miembros de una de las asociaciones en Valencia se destacaba la conciencia cívica y la cultura política de los uruguayos. La mayoría de los participantes en el mismo no comprendía la alta abstención de los españoles y su poco interés en la política. Uno de ellos comentaba “…mi mujer que tiene nacionalidad española ha votado en todo…en las de para presidente, para alcalde…en todo….a los uruguayos nos encanta ir a votar” (Grupo discusión Valencia A5)

Por su parte, la participación política en Uruguay ha sido una de las reivindicaciones más antiguas de la diáspora. Sin embargo, en el trabajo de campo realizado en España encontramos que este tema ha atravesado varias etapas y que en un primer momento generó ciertos conflictos internos en algunas asociaciones, sobre todo antes de las elecciones uruguayas del 2004 y cuando se estaba produciendo la llegada de muchos uruguayos que se encontraban en situación irregular. Algunos líderes asociativos se habían movilizado y habían colaborado con diversos movimientos, principalmente con la central sindical obrera uruguaya, en la recolección de firmas entre los migrantes en pro de varios plebiscitos, entre ellos la derogación de la ley de privatización de ANCAP y la reforma constitucional del agua. Esta actitud fue muy debatida al interior de algunas asociaciones, no tanto porque sus miembros no estuviesen de acuerdo en participar de estas actividades, sino más bien porque consideraban que no debía ser un asunto prioritario para las asociaciones. La situación de vulnerabilidad que atravesaban muchos uruguayos llevaban a que algunos miembros, sobre todo los migrantes más recientes, considerarán que la prioridad debía ser mejorar la situación de estos migrantes en España y no el trabajar por cuestiones políticas de Uruguay, como manifestaba uno de ellos “Nosotros tenemos que luchar para que los compañeros que están acá, estén en una situación digna” (Asamblea, Valencia), otros manifestaban “…ahora que defiendan el agua los que están allá, nosotros ya nos mojamos los pies” (Asamblea, Valencia).

En lo que respecta a las movilizaciones por la defensa del voto desde el exterior también encontramos opiniones diversas, sobre todo antes de las elecciones del 2004. Si bien la mayoría de los migrantes considera que el voto desde el exterior debe ser un derecho de todos los uruguayos y debería aprobarse, cuando iniciamos nuestro trabajo de campo encontramos que no todos los líderes asociativos y miembros de las asociaciones consideraban que el movimiento asociativo debía desarrollar acciones en este sentido. Algunos consideraban que se encontraban desbordados por el papel que estaban desarrollando como asociación para la integración de los recién llegados a la sociedad española y que emprender otro tipo de movilizaciones desgastaría a la asociación, otros pensaban que era un tema difícil y con pocas posibilidades de ser aceptado y que representaría un gasto de energías inútil, otros en cambio creían que si no existía ni siquiera un acuerdo entre las fuerzas de izquierda sobre cómo implementarlo, al existir tantos proyectos diferentes, no eran las asociaciones las que debían indicar el camino. Sin embargo, las movilizaciones se incrementaron cuando se acercaban las elecciones uruguayas, y muchos líderes asociativos modificaron su postura inicial ante el cambio de gobierno y ante las manifestaciones realizadas por éste en relación a que este tema sería prioritario en su legislatura.

Antes de las elecciones, la mayoría de las movilizaciones para lograr el voto desde el exterior no surgieron de las asociaciones sino de iniciativas individuales como la de un grupo de migrantes que conformó una red por el voto de los uruguayos en el exterior y desarrolló una campaña de firmas en Internet denominada “Un uruguayo, un voto”. Esto no quiere decir que algunas asociaciones no hayan vivido el periodo electoral de una forma particular. Una de las asociaciones de Madrid negoció con una agencia de viajes dirigida por un uruguayo la contratación de un charter para que los uruguayos que quisieran regresar a votar al Uruguay lo pudiesen hacer a bajo precio. Las asociaciones también cumplieron un importante papel difundiendo información sobre quiénes estaban aún inscritos en el padrón electoral y quienes no y también sobre las leyes uruguayas en materia de sufragio ya que según nos comentaban directivos de las asociaciones, aunque pocos, algunos uruguayos se acercaban a preguntar dónde podían votar, qué consulado estaba habilitado para ello, desconociendo que en el caso de Uruguay el voto desde el exterior no estaba permitido. El día de las elecciones nacionales algunas asociaciones realizaron votaciones simbólicas y organizaron encuentros y comidas para compartir la jornada electoral en grupo. En Málaga por ejemplo, y a partir de la organización de la asociación de dicha localidad, los uruguayos se reunieron en un bar propiedad de un compatriota. Desde primeras horas de la tarde y hasta bien entrada la madrugada, ante un televisor gigante y mediante conexión de Internet, más de cien uruguayos estuvieron presenciando lo que ocurría en el país y las declaraciones de los representantes políticos. Muchos llevaban banderas así como todo tipo de elementos identificativos de sus agrupaciones políticas. Otros se dedicaban a enviar mensajes a los medios de comunicación del país comentando cómo estaban viviendo el acontecimiento desde la distancia. El momento más emotivo de la noche se vivió cuando el recién proclamado presidente Tabaré Vázquez anunció su victoria y en ese mismo discurso tuvo unas palabras para la diáspora uruguaya. Un aplauso generalizado inundó el recinto, muchos hombres y mujeres comenzaron a llorar, y los más jóvenes salieron a la calle a tocar los tambores. Pero este festejo se disolvió pronto, era madruga del lunes en España y los vecinos comenzaron a denunciar el ruido que se estaba registrando en el barrio.

Se puede decir que por un lado, el inicio de una nueva política de vinculación con los emigrantes por parte del Estado uruguayo, y por otro la sensibilización existente en la sociedad uruguaya sobre el tema migratorio, ha creado las condiciones para que los migrantes consideren que el voto desde el exterior se convierta en una posibilidad real y los incentive así a movilizarse en su defensa.

Pero ¿cuál es el principal argumento de los uruguayos en España para reclamar el derecho al voto desde el exterior? Las principales razones que manifestan los migrantes están relacionadas en primer lugar con el sentido de pertenencia. Los migrantes consideran que ellos se sienten aún parte de la comunidad nacional y que están vinculados a la misma de diversas maneras, enviando remesas, informándose de lo que ocurre en el país, cooperando con instituciones sociales en origen, etc. y que por tanto tienen derecho a participar políticamente en el país. Argumentan que en algunos casos la migración ha provocado que sus lazos de pertenencia y su identificación nacional sean aún más fuertes que cuando vivían en Uruguay y que por tanto debían poder ejercer este derecho. Como nos comentaba el miembro de una de las asociaciones “….desde que estoy en España soy más uruguayo que nunca” (Entrevista Barcelona A2). En segundo lugar, manifiestan que para muchos de ellos el residir fuera del país es una situación transitoria, ya que aunque no saben si el retorno se producirá y si se producirá pronto, el deseo de volver está siempre presente y por esta razón deberían poder participar en la elección de sus representantes. En tercer lugar, se argumenta que la mayoría de los países latinoamericanos y muchos otros países del mundo permiten el voto desde el exterior, por lo que negándose este derecho a los uruguayos, el Uruguay antes modelo y precursor de leyes y derechos sociales, se ubica por detrás de la mayoría de los países latinoamericanos, europeos e incluso de muchos africanos. Otro argumento está relacionado con que en definitiva las leyes actuales lo que hacen es restringir el voto de los uruguayos que no pueden desplazarse al país a votar, porque si se puede retornar al país a votar y no se ha sido eliminado aún del padrón, aunque no se resida en el país se puede ejercer este derecho. Por tanto, los más perjudicados son los migrantes con menos recursos o que se encuentran en situación administrativa irregular en el país de destino y que no se pueden permitir volver al país para participar en las elecciones. Por último, se manifiesta que negándose este derecho y teniendo en cuenta que por ejemplo, en el caso de España, los uruguayos no nacionalizados españoles o de la Unión Europea no pueden votar en este país, se está convirtiendo a los migrantes uruguayos en “ciudadanos en ningún sitio”. No tienen los derechos ni en su país de origen ni en su país de residencia habitual.

A modo de conclusión

Hasta aquí hemos querido describir las características del movimiento asociativo de los migrantes uruguayos en España y sus principales reivindicaciones y movilizaciones. La investigación que hemos realizado nos permite afirmar que las asociaciones mantienen vínculos de diverso tipo tanto con el país de origen como con el país de recepción. Las movilizaciones y reivindicaciones promovidas por las asociaciones tienen como destinatarios tanto a instituciones de Uruguay como de España. En tal sentido, y teniendo en cuenta su escasa representatividad como colectivo de migrantes en España como para ejercer presión al gobierno de este país, las asociaciones han promovido estrategias de influencia transnacional, consistentes en lograr que sea el gobierno uruguayo, representantes políticos y organizaciones civiles de ese país quienes los apoyen y ejerzan presión hacia el gobierno español en sus reivindicaciones, fundamentalmente en lo que refiere al cumplimiento del Tratado de 1870.

Enfrentadas a un proceso dinámico y en permanente cambio, el movimiento asociativo de uruguayos en España ha debido sobrellevar la tensión entre desarrollar acciones de vinculación con el país de origen o promover y movilizarse por la integración e inclusión de los migrantes recientes en sus diferentes localidades de destino. Sin embargo, la mayoría de las asociaciones ha trabajado en ambos sentidos. En su forma de actuación se puede aplicar la lógica de “pensando y actuando transnacionalmente”, para la defensa de los derechos como ciudadanos en Uruguay demás de apoyos en ese país se busca el apoyo de los migrantes y de organizaciones de España, para la defensa de los derechos jurídicos de los uruguayos en España además de buscar el apoyo de lídres políticos, organizaciones civiles y ciudadanos españoles, se busca el apoyo del gobierno, los partidos políticos y las organizaciones civiles de Uruguay.

A través de estas estrategias, las asociaciones de uruguayos en España están reinscribiendo el lugar de la diáspora y de la nación extraterritorial dentro de un campo social transnacional.

Aportes para el debate sobre emigración y políticas públicas

En esta ponencia nos hemos referido únicamente a uno de los elementos analizados en nuestro trabajo de investigación y hemos intentando describir cómo se ha ido desarrollando el movimiento asociativo de uruguayos en España y cómo han influido los cambios producidos tanto el contexto de origen como de recepción en las principales movilizaciones emprendidas por éste. Este análisis, así como los demás aspectos analizados en la investigación que hemos realizado nos permiten apuntar algunos elementos para el debate sobre emigración y políticas públicas en Uruguay.

En primer lugar, es importante destacar que en España existe una comunidad organizada y que, aunque diversa, cuenta con una experiencia organizativa y de movilización que puede ser aprovechada por diversas instituciones del país de origen para lograr una mayor cooperación con el país. Más allá de la existencia de otros mecanismos de participación y representación, como es el caso de los consejos consultivos, la mayoría de las asociaciones de uruguayos en España ya existentes mantienen una gran diversidad de vínculos con asociaciones civiles, fundaciones e instituciones mixtas y gobiernos locales en todo el territorio español, lo que las convierte en un aliado importante a la hora de desarrollar estrategias tendientes a buscar la cooperación en proyectos de desarrollo para el Uruguay. La lógica descentralizada de la administración pública española lleva a que pueda a ser más fácil lograr la financiación para ciertos proyectos a partir de la negociación con agentes locales que a nivel nacional. Organizaciones no gubernamentales y gobiernos departamentales de Uruguay pueden aprovechar este conocimiento del funcionamiento de lo local que tienen las asociaciones de uruguayos en España para generar proyectos de desarrollo cofinanciados o ayudas específicas para el desarrollo. Experiencias a las que no nos hemos referido en este trabajo pero ya desarrolladas por algunas asociaciones. Por otro lado, el número de migrantes uruguayos en España comparado con otros colectivos de migrantes hace difícil que puedan generar lobby como colectivo a nivel nacional en defensa de los intereses de su país de origen, pero la capacidad organizativa de las asociaciones, la experiencia en participación política y social de sus integrantes y los vínculos que poseen en sus diferentes destinos hace que sí se pueda ejercer cierto lobby a nivel local.

En segundo lugar, si bien las medidas adoptadas por el gobierno para fortalecer la vinculación con la diáspora se han recibido con satisfacción por las asociaciones de migrantes. El movimiento asociativo demanda una mayor protección del Estado uruguayo hacia sus nacionales, una mayor implicación en sus reivindicaciones ante el Estado español y una mayor implicación de las representaciones diplomáticas uruguayas en España en los problemas de la diáspora. En este sentido, se reclama una mayor homogeneidad en las prácticas de los consulados y que la ayuda prestada a la comunidad uruguaya no dependa de la voluntad o del criterio específico de las autoridades consulares de turno. Sería necesario implementar protocolos de actuación relacionados con una serie de temáticas de manera de que todos los uruguayos sean tratados de igual forma independientemente de la localidad española en la que residan.

Por último, existe una gran cantidad de uruguayos que mantienen vínculos con el país y que consideran que forma aún parte de la comunidad nacional, por tanto el reconocimiento de que forman parte de esa comunidad no puede estar relacionado únicamente con el fomento de políticas de vinculación y promoción de la identidad nacional sino que debe estar asociada a políticas específicas de extensión de derechos. Entre ellos la posibilidad de ejercer el voto desde el exterior así como trasmitir la nacionalidad uruguaya a sus descendientes promoviendo así una ciudadanía extraterritorial. Este consideramos es uno de los debates más importantes que deben plantearse tanto los representantes políticos como la sociedad uruguaya en su conjunto ¿Qué papel tienen los emigrantes uruguayos en la construcción nacional? ¿Deberían poder participar políticamente en su país los migrantes uruguayos como lo hacen los emigrantes de más de cien países del mundo? ¿Sigue siendo válida hoy en día una concepción territorial de la nación en un contexto de globalización y de intensificación de prácticas transnacionales? ¿Quiénes forman y construyen la nación uruguaya? Este debate debe considerar también qué tipo políticas de vinculación debe promover el Estado uruguayo con su diáspora. Si consideramos la tipología de Gamlen, la mayoría de los Estados actualmente desarrollan tres tipos de políticas diaspóricas: lo que llama capacity building medidas para generar una sociedad nacional transnacional desarrollando una serie de instituciones estatales que incluyen promoción de la cultura y la identidad, construcción de redes transnacionales y de relacionamiento con los migrantes; medidas de extensión de derechos como la doble nacionalidad, derecho al voto y a la representación parlamentaria y medidas de protección social y por último, medidas de extracción de obligaciones como la promoción del envío de remesas, de la cooperación, el desarrollo de programas de transferencia de conocimientos y de promoción de lobby. Según su clasificación y teniendo en cuenta las medidas implementadas por los diferentes Estados emisores, este autor establece tres tipos de Estados: los Estados explotadores que únicamente extraen obligaciones sin extender derechos, los Estados generosos que extienden derechos sin extraer obligaciones y los Estados comprometidos y vinculados que extraen obligaciones al mismo tiempo que extienden derechos (Gamlen, 2006). La pregunta es ¿Qué tipo de Estado es o queremos que sea el Estado uruguayo?

Futuros temas y metodologías de investigación

En lo referente a las metodologías innovadoras de investigación social, la investigación que hemos venido desarrollando sobre la migración uruguaya y sobre la inmigración extranjera en general en España nos viene indicando el importante papel de las tecnologías de la información y de la comunicación como medio para vincular a los migrantes entre sí y con el país de origen. Creemos que sería interesante comenzar a desarrollar estudios que tengan en cuenta a Internet y al ciberespacio como medio y contexto de investigación.

Por otro lado, la existencia de investigadores uruguayos insertados en diversas universidades del mundo brinda la posibilidad de generar redes científicas en diversos ámbitos que permitan el desarrollo de proyectos conjuntos de investigación. En lo que al fenómeno migratorio específico se refiere, la posibilidad de contar con investigadores y académicos en diversas universidades y repartidos por diversos países ofrece la oportunidad de generar proyectos de investigación que desde un enfoque transnacional nos ayuden a conocer más sobre la migración uruguaya. En este sentido se podrían desarrollar proyectos de investigación relacionados por ejemplo con comparar las prácticas de los migrantes uruguayos en diferentes países para determinar el efecto de los diferentes contextos y localidades de destino en estas prácticas así como comparar la repercusión de las políticas diaspóricas desarrolladas por el Estado uruguayo entre los migrantes residentes en diferentes países.

Por otro lado, si bien es necesario seguir desarrollando proyectos de investigación etnográficos que nos permitan conocer las prácticas y los discursos de los migrantes uruguayos en sus diferentes destinos, la cooperación académica transnacional quizás nos permita desarrollar investigaciones cuantitativas que nos ayuden a conocer las características demográficas y el perfil de los migrantes así como las características de las prácticas transnacionales desarrolladas y el perfil de quienes las desarrollan, en sus diferentes localizaciones, investigación difícil y costosa para ser llevada a cabo por investigadores a nivel individual.

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ANEXOS

Tabla 1: Inmigrados y extranjeros uruguayos (2001-2006)

Año

Inmigrados *

Extranjeros **

Residentes ***

Irregulares

Irregulares (%)

2001

27.161

11.352

4.754

6.598

58,1%

2002

40.524

20.889

5.995

14.894

71,3%

2003

55.307

31.413

8.852

22.561

71,8%

2004

70.310

42.433

13.055

29.378

69,2%

2005

76.635

45.508

24.272

21.236

46,7%

2006

79.346

45.700

26.581

19.119

41,8%

Fuente: Elaboración propia en base a INE (Padrón Municipal), Anuario Estadístico de Extranjería. Los
datos correspondientes al año 2006 son datos provisionales.

*Corresponden a la población residente en España nacida en Uruguay

** Corresponden a los extranjeros residentes en España con nacionalidad uruguaya

***Los datos de residentes corresponden a las personas extranjeras de nacionalidad uruguaya que poseen permiso de residencia.





[1] Este proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia de España y la Universidad de Granada.

[2] El trabajo de campo etnográfico de esta investigación fue realizado entre el año 2004 y el año 2006 en España y en Uruguay. También se ha desarrollado un trabajo de campo en Internet, considerando al ciberespacio como otro contexto de investigación (Moraes, 2005). Se realizaron entrevistas etnográficas a líderes de las asociaciones de uruguayos en España e integrantes de las mismas, entrevistas con personal del consulado uruguayo en España y con personal del Ministerio de Relaciones Exteriores en Uruguay, entrevistas a miembros de las asociaciones civiles de Uruguay vinculados con la diáspora. Se realizaron además grupos de discusión con miembros de las asociaciones de uruguayos en varias ciudades españolas. Los datos obtenidos provienen también de la observación de reuniones, encuentros, fiestas y asambleas y del análisis de documentos y publicaciones elaborado por las diferentes instituciones.

[3] Si bien en la literatura sobre transnacionalismo se considera a estas autoras como las precursoras del debate transnacional, a fines de los ochenta ya se habían comenzado a desarrollar investigaciones que mostraban los fuertes vínculos que mantenían los migrantes con sus comunidades de origen. Uno de estos estudios es el de Roger Rous sobre la migración entre Aguililla y California (Rouse, 1991).

[4] Portes presenta una buena síntesis de algunas de las conclusiones teóricas más recientes sobre el transnacionalismo (Portes, 2005).

[5] Algunas propuestas en este sentido son: Guarnizo y Smith, 1998; Faist, 2000; Itzsigsohn et al. 1999; Baübock, 2003.

[6] Algunos de los estudios más interesantes que han incorporado esta perspectiva son Suárez, 1996; Giménez, 1996; Gregorio, 1996, Escrivá, 2001 entre otros.

[7] Para analizar la migración en España contamos actualmente con una serie de fuentes de información: los censos de población, la explotación del padrón municipal de habitantes, los anuarios estadísticos de extranjería y los anuarios de estadísticas laborales. A pesar de esta diversidad de fuentes, que permiten la comparación de los datos, el análisis resulta complejo debido a la ausencia de un apartado conceptual que defina lo que estamos estudiando. Las fuentes de datos ofrecen en general cifras sobre población extranjera y no sobre población migrante, generando confusión porque no todo migrante es extranjero (como la segunda generación de migrantes nacionales descendientes de españoles que conservan la nacionalidad y retornan al país o los migrantes extranjeros una vez nacionalizados) y no todo extranjero es migrante (como las personas nacidas en España cuyos padres son extranjeros).

[8] Este hecho no es menor, ya que en la mayoría de las investigaciones sobre migración en España se considera solamente a los inmigrantes extranjeros, obviando a los migrantes nacionalizados. Esto está relacionado con el enfoque integracionista y centrado en el país de recepción de la mayoría de los estudios. La adopción de una perspectiva transnacional lleva a considerar a todos los miembros de la diásporas independientemente de su condición jurídica, ya que aspectos como la vinculación con el país de origen, el envío de remesas, el asociacionismo, etc. se mantienen independientemente de la condición jurídica del migrante e incluso pueden fortalecerse a medida que el migrante se integra en la sociedad de acogida y logra ciertos derechos como la posibilidad de nacionalizarse (Portes y Guarnizo, 2003).

[9] Hemos realizado el cálculo a partir de las estimaciones realizadas por el Colectivo IOE para el total de inmigrantes a partir de la diferencia entre los extranjeros empadronados y los extranjeros con permiso de residencia en vigor (Colectivo IOÉ, 2005). Estos datos pueden ser considerados sólo como una aproximación, ya que entre otros aspectos puede ocurrir que haya muchos más inmigrantes que no estén empadronados y que no posean tampoco permiso de residencia o lo tengan en trámite. También puede haber otros que teniendo permiso de residencia no estén empadronados.

[10] Algunos de las investigaciones sobre este tema han sido desarrolladas por Suárez, 1996; Crespo, 1997; Veredas, 1999; Morales, González y Sánchez, 2004; Jabbaz y Simó, 2004.

[11] Entre ellos Suárez, 1996; Escrivá, 2004

[12] Actualmente existen más de cuarenta.

[13] Se crea la Plataforma Tod@s iguales, tod@s ciudadanos y entre la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y Andalucía Acoge comienzan a desarrollar la campaña Aquí vivo, aquí voto.

[14] España tiene suscritos Tratados y Acuerdos Generales de Cooperación y Amistad además de Uruguay con países como Argentina, Venezuela, Chile y Colombia. Sin embargo, el aspecto del sufragio no se ha hecho efectivo con ninguno de ellos hasta la fecha (Heredia y Ortega, 200/)